¡Estamos de regreso!

Llegó febrero y llegó el primer número de la revista La Voz, cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson, del año 2009. ¿Qué tal estas mini vacaciones? Aparte del frío y los momentos compartidos en familia en las fiestas, por acá tuvimos mucho, pero mucho trabajo. Trabajo preparando este número de febrero para ustedes, proyectando los siguientes, buscando colaboraciones variadas (económicas también para poder seguir adelante). Y acá estamos, una vez más, de regreso y con más ganas que nunca de ayudar a construir y celebrar nuestra comunidad hispana.

La Voz es la revista que cada mes le trae algo familiar y algo nuevo, y con colaboradores en muchos rincones del mundo, y en nuestro querido y congelado Valle del Hudson. Para los que recién nos descubren, La Voz comenzó hace ya cinco años como un proyecto voluntario de acción social y servicio comunitario en Bard College, en Annandale-on-Hudson, de dos estudiantes, una gringa y una latina. De a poco el proyecto de ocho páginas y 500 copias hecho bastante a pulmón se fue expandiendo hasta que la universidad decidió que era hora que La Voz fuera una revista con todas las letras. Con esfuerzo y el dinero que nos dan nuestros contribuidores (si quiere ver una lista completa, vea la página opuesta), cada mes salen a la calle 4000 copias de La Voz, con veinte páginas y alcance en cuatro condados: Dutches, Ulster, Orange y Columbia.

La latina, que también es periodista, les escribe ahora esta presentación y la gringa todavía sigue apoyando con sus columnas mensuales, esta vez desde Washington DC con la inauguración presidencial. Emily Schmall, actualmente estudiante de postgrado en Columbia University, también prepara la sección Su dinero y nos promete para marzo una nota completa especial para la temporada de declaración de impuestos.

Por supuesto que La Voz no sería posible sin el apoyo incondicional de su multitud de colaboradores, algunos incansables desde los primeros números cuando todavía la revista era trimestral, como Kate Grim Feinberg, a cargo del ya famoso Suplemento Educativo, o el escritor colombiano y residente local, Robinson David Martínez, que ha comenzado también a dar lecturas públicas de los cuentos con los que nos maravilla cada mes. Otros colaboradores más esporádicos, muchos estudiantes de Bard College, muchos otros graduados, mudados a otros estados y países, como Rachel Sanders, que esta vez nos escribe desde Panamá sobre un tema que no podemos dejar más de lado: qué clase de comida tenemos en nuestro plato, porque como se sabe: somos lo que comemos.

Y aprovecho para seguir presentando el número que tienen en sus manos y contarles que estamos comenzando una sección nueva en La Voz: el sueño americano. Entre comentarios de lectores, charlas de medianoche (y de mediodía) con colaboradores, vecinos, amigos, profesores y por supuesto, estudiantes, el tema de la inmigración, nuestros sueños, las realidades que nos han tocado vivir, es una constante y fascinante fuente de historias para compartir y reflexionar. ¿Por qué no? dijimos y acá la tienen, la primera parte de esta serie que llamamos Sueño Americano, con el testimonio de un indígena panameño que sueña con venir a los Estados Unidos en una página, y los comentarios de varios inmigrantes mexicanos en la otra. Y para todos, ustedes incluidos, la pregunta ¿existe el sueño americano? Nos encantará leer sus propias experiencias e ideas. Anímese y escríbanos a [email protected]

Otros temas igualmente o más importantes circulan por la revista de febrero: los estudiantes indocumentados y el acceso a la universidad, consejos para encontrar trabajo, clases de inglés gratis o a muy bajo costo, y más sorpresas. Así que una vez más, ¡Bienvenidos a La Voz! ¡Pasen, lean y recomienden!

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