Quizás la tapa de este número de marzo le haya llamado la atención. ¿Sería el mar defondo? ¿La piedra con el símbolo universal para decir que algo es reciclable? O es la mujer, la espalda de esa mujer que está ahí parada, preparándose para algo grande, o por lo menos la posible inminente zambullida así lo sugiere.
Duke Oliver Kisch, joven artista gráfico y estudiante de Bard College, realizó el diseño de la tapa de La Voz con la escueta consigna de que estuviera relacionada con la mujer y el reciclaje. Y que es una forma al alcance de todos de cuidar elmedioambiente. Duke me explicó que hizo la imagen con Adobe Photshop mezclando la foto de una mujer mirando a un verde mar y la de los engranajes de un reloj engarzados en su espalda. “Lo que la imagen representa le toca decidir al observador. Los objetos reciclados tendrán un gran impacto en nuestro futuro,para bien o para mal”, dijo. Creo que para bien, si tomamos rápidamente (es que no queda casi tiempo) conciencia del impacto que cada uno de nosotros tiene sobre el planeta, nuestra única casa por ahora.
¿Y la mujer? Bueno, esta pregunta parece más fácil de responder, aunque es también una cuestión que todavía necesita atención. El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. Amie Johnson, de John Jay High School en Poughkeepsie, investigó un poco sobre la historia de esta fecha y al parecer hace más de noventa y cinco años que se celebra, y desde 1975 hasta la ONU lo patrocina. Motivos para celebrar no faltan, mujeres en todo el mundo cada vez más alcanzan posiciones de poder, como las presidentas de Chile y Argentina podrían atestiguar. Motivos para seguir conmemorando esta fecha tampoco. La violencia contra la mujer es el delito más común pero menos castigado del mundo, según informa la Organización de las Naciones Unidas, con cifras espantosas y elocuentes de la gravedad del asunto.
La mujer de la tapa de La Voz se prepara para el cambio, un cambio que necesita. Tal vez sea vivir apasionadamente, como Delia Zárate recomienda. O tal vez apreciar más la naturaleza como turista en la selva maya o dedicarse a consumir productos cuya elaboración no implique dañar más el ecosistema, como el cacao panameño o el difunto coche eléctrico. Estos cambios no sólo incumben a la mujer, que quede claro, sino a todos, hombres, niños y adultos.
Así que una vez más, bienvenidos a las páginas de La Voz. Espero que la disfrute y pásela a sus amigos cuando termine de leerla ¡Eso es reciclaje!
Mariel Fiori
Directora
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
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