Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson

La justicia del lenguaje en el Valle del Hudson
Entrevista a tres practicantes
Por Mariel Fiori
August 2025 Desde que el Congreso aprobara en 1964 el Título VI de la Ley de Derechos Civiles que dice que “ninguna persona en los Estados Unidos será excluida de participar en, se le negarán los beneficios de, o será objeto de discriminación bajo ningún programa o actividad que reciba asistencia financiera federal por motivos de raza, color u origen nacional” que el acceso al idioma es un derecho que tenemos todas las personas en este país. La Corte Suprema y el Departamento de Justicia interpretaron la frase “origen nacional” para incluir el acceso al idioma, es decir, no dar servicios o información en el idioma que la persona comprende puede considerarse discriminación. Esta es la piedra angular de la llamada Justicia del Lenguaje, un concepto al que se aplican los miembros de un colectivo de intérpretes y traductores del Valle del Hudson.
Tres de los miembros del colectivo, Verónica Martínez Cruz, Liliana Sierra y Cristóbal Guerra, han estudiado, o estudian en el programa de Bard BAC (que otorga becas completas de estudios para adultos residentes en el Valle del Hudson). ¿Qué es la justicia del lenguaje para ellos? ¿El lenguaje inclusivo es parte de la justicia del lenguaje? ¿Hay trabajo en este rubro? De esto y más hablaron en una mesa redonda recientemente en mi programa, La Voz con Mariel Fiori en Radio Kingston.
Liliana Sierra llegó a Valle del Hudson en medio de la pandemia, con la experiencia de haber trabajado en la Cooperativa de Intérpretes Caracol, que estuvo en operaciones desde 2010 hasta 2020, con ocho trabajadoras dueñas y varios colaboradores independientes con una gran demanda en la Ciudad de Nueva York. Para Sierra, que ahora estudia etnomusicología en Bard College, la justicia del lenguaje “significa darles relevancia e importancia a los idiomas o a las palabras, a los conceptos, que generalmente no ocupan el espacio auditivo o visual, incluyendo al lenguaje de señas. La justicia del lenguaje busca descolonizar desde el lenguaje, porque vivimos es una sociedad que ha sido organizada dentro de los conceptos occidentales de los idiomas colonizadores, el inglés, el español, incluso. Depende del contexto, estos idiomas son idiomas dominantes y han dominado sobre otros idiomas que ya no se escuchan tanto. La justicia del lenguaje busca que se escuchen más y no solo estos idiomas, sino también sus sabidurías, sus cosmovisiones, entendimientos del mundo”. Y es que un idioma también es la manera en que pensamos el mundo.
Cristóbal Guerra, que conoció a Sierra como colaborador independiente con la Cooperativa Caracol, y ahora estudia cine en Bard, está muy de acuerdo con esta definición y agrega que al fin y al cabo el lenguaje es una herramienta. “Se puede usar para bien y para mal, ¿verdad? Y depende del contexto tiene ciertos poderes que crean desventajas y ventajas. Nuestro rol siempre cuando llegamos a un espacio en la práctica es llamar la atención a estas inequidades que existen ya en el lenguaje de por sí. Igual es algo que también sigue transformándose y creciendo. Como intérpretes llegamos a espacios y hablamos de la importancia de crear un espacio en la mesa para personas que no hablan el lenguaje dominante”, explica Guerra.
Cuando los intérpretes hablan de un lenguaje dominante, no porque “domine” quiere decir que sea mejor o peor que los otros idiomas. Verónica Martínez Cruz, recientemente graduada de Bard en derechos humanos y estudios latinoamericanos, aclara “es el idioma que se habla más en el espacio. Por ejemplo, aquí tú vas a una junta escolar, a la universidad. Todo es en inglés (a menos que tomes una clase de español)”.
El Colegio de Abogados de los Estados Unidos (ABA, por sus siglas en inglés) dice que “todas las comunidades lingüísticas” deben recibir “un trato sistemático y justo, así como el respeto a sus derechos lingüísticos fundamentales: los derechos humanos y civiles, como el derecho a preservar las lenguas no dominantes, a acceder a servicios esenciales sin barreras lingüísticas y a vivir sin discriminación lingüística en la educación, el lugar de trabajo, la participación cívica y en todos los demás contextos”. Cada persona tiene el derecho a poder comunicarse, comprender y ser comprendido en el idioma que prefiera y en el que se sienta más articulado y con mayor poder. Así se “rechaza la noción de la supremacía de una lengua, reconoce que la lengua puede ser una herramienta de opresión, así como un elemento importante del ejercicio de la autonomía y del avance de la justicia racial y social”, destaca el ABA.
¿Qué es entonces el lenguaje inclusivo? Martínez Cruz lo ve en la forma de tener espacios multilingües, “donde todas las personas puedan tener la oportunidad de participar, sin importar qué lenguaje hablen”. Y agrega que ahora “se ha usado mucho el lenguaje inclusivo en términos de género, respetar cómo las personas se denominan a ellas mismos. A veces es muy difícil para algunas personas hacerlo. Pero es el respeto de decir: no lo entiendo, pero lo respeto”.
La Sociedad Lingüística de América (LSA) define que “el lenguaje inclusivo reconoce la diversidad, transmite respeto a todas las personas, es sensible a las diferencias y promueve la igualdad de oportunidades”. Hasta aquí, la ONU y la RAE coinciden. El tema se complica cuando llegan nuevas maneras de expresar el género en español, usando el morfema “e” como término neutro, para evitar el binarismo gramatical (masculino/femenino) y visibilizar identidades no binarias. Por ejemplo, elle en lugar de él/ella, o les niñes en vez de los niños/las niñas.
Y aunque sea una tarea complicada el cambiar cada adjetivo del español de esta manera, Sierra lo considera “divertido, de pronto como playful o juguetón, como experimental hasta cierto punto. Porque los idiomas todo el tiempo están cambiando, están evolucionando, palabras nuevas se añaden al diccionario cada día. El lenguaje inclusivo es un área con mucho potencial, con mucha posibilidad de ayudarnos a cuestionar no solamente cómo se maneja el género en un idioma, sino a qué es lo que nos está forzando el idioma a ponerle atención y a qué no. Si comenzamos a cuestionar un poco. ¿Por qué se nos ha enseñado que nosotros es el plural masculino, es el estándar, o el neutro? ¿Qué tan neutro es eso? Y si cuestionamos eso, de pronto se abre una ventanita de ideas. Es importante generar esa flexibilidad.”
Así que el lenguaje inclusivo es también parte de la justicia del lenguaje. Guerra razona que “hay muchas diferentes capas dentro de cómo uno se comunica. De nuevo, una herramienta cambiante constantemente y la intención es ser lo más inclusive posible. Y eso tiene que ver con muchas cosas. Hay veces que no es útil complicar la situación con el proceso. El lenguaje se va creando orgánicamente entre nosotros, es algo que se trabaja y debe de haber una apertura para hacerlo porque no todo el mundo se identifica con el género masculino o femenino. La realidad es que el lenguaje debe adaptarse a eso”.
En 1990 el Congreso aprobó la Ley sobre estadounidenses con discapacidades (ADA, según sus siglas en inglés) en la que se establece que “los servicios públicos deben garantizar acceso equitativo a personas con discapacidades, incluyendo intérpretes de lengua de señas.” En 2000, una Orden Ejecutiva del presidente Clinton, mandó a las agencias federales o que reciban fondos federales a “mejorar el acceso a los servicios para personas con dominio limitado del inglés (LEP).” Esta OE está en revisión a julio de 2025.
Por su parte, en el Estado de Nueva York, se pasó una ley, en 2011, ampliada en 2021, sobre el Acceso a las lenguas en la que se ordena que “las agencias estatales que prestan servicios al público deben proporcionar traducción escrita y oral en los 12 idiomas más hablados por comunidades con dominio limitado del inglés (LEP) en el estado”. Uno de esos 12 idiomas más hablados es el español. La “traducción oral” es la interpretación.
Así que el armar espacios multilingües, donde no hay un idioma dominante, sino que cada persona se puede expresar en el idioma que se sienta más cómoda, está amparado por las leyes federales y estatales, y es además una fuente laboral de ingresos. Martínez Cruz refiere que “hay una gran demanda también. Siempre se buscan intérpretes”, pero enfatiza que “es importante no solamente hacer el trabajo, sino también educar a las personas que lo están haciendo decirles: tú tienes derechos, se te debería pagar por este trabajo, y deberías, si es posible, recibir entrenamiento”. Y para las organizaciones que buscan intérpretes, anima a que “tengan conciencia de que tienen que poner ese servicio dentro de sus presupuestos anuales”, es decir, apartar fondos para contratar servicios de traducción e interpretación.
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Liliana Sierra llegó a Valle del Hudson en medio de la pandemia, con la experiencia de haber trabajado en la Cooperativa de Intérpretes Caracol, que estuvo en operaciones desde 2010 hasta 2020, con ocho trabajadoras dueñas y varios colaboradores independientes con una gran demanda en la Ciudad de Nueva York. Para Sierra, que ahora estudia etnomusicología en Bard College, la justicia del lenguaje “significa darles relevancia e importancia a los idiomas o a las palabras, a los conceptos, que generalmente no ocupan el espacio auditivo o visual, incluyendo al lenguaje de señas. La justicia del lenguaje busca descolonizar desde el lenguaje, porque vivimos es una sociedad que ha sido organizada dentro de los conceptos occidentales de los idiomas colonizadores, el inglés, el español, incluso. Depende del contexto, estos idiomas son idiomas dominantes y han dominado sobre otros idiomas que ya no se escuchan tanto. La justicia del lenguaje busca que se escuchen más y no solo estos idiomas, sino también sus sabidurías, sus cosmovisiones, entendimientos del mundo”. Y es que un idioma también es la manera en que pensamos el mundo.
Cristóbal Guerra, que conoció a Sierra como colaborador independiente con la Cooperativa Caracol, y ahora estudia cine en Bard, está muy de acuerdo con esta definición y agrega que al fin y al cabo el lenguaje es una herramienta. “Se puede usar para bien y para mal, ¿verdad? Y depende del contexto tiene ciertos poderes que crean desventajas y ventajas. Nuestro rol siempre cuando llegamos a un espacio en la práctica es llamar la atención a estas inequidades que existen ya en el lenguaje de por sí. Igual es algo que también sigue transformándose y creciendo. Como intérpretes llegamos a espacios y hablamos de la importancia de crear un espacio en la mesa para personas que no hablan el lenguaje dominante”, explica Guerra.
Cuando los intérpretes hablan de un lenguaje dominante, no porque “domine” quiere decir que sea mejor o peor que los otros idiomas. Verónica Martínez Cruz, recientemente graduada de Bard en derechos humanos y estudios latinoamericanos, aclara “es el idioma que se habla más en el espacio. Por ejemplo, aquí tú vas a una junta escolar, a la universidad. Todo es en inglés (a menos que tomes una clase de español)”.
El Colegio de Abogados de los Estados Unidos (ABA, por sus siglas en inglés) dice que “todas las comunidades lingüísticas” deben recibir “un trato sistemático y justo, así como el respeto a sus derechos lingüísticos fundamentales: los derechos humanos y civiles, como el derecho a preservar las lenguas no dominantes, a acceder a servicios esenciales sin barreras lingüísticas y a vivir sin discriminación lingüística en la educación, el lugar de trabajo, la participación cívica y en todos los demás contextos”. Cada persona tiene el derecho a poder comunicarse, comprender y ser comprendido en el idioma que prefiera y en el que se sienta más articulado y con mayor poder. Así se “rechaza la noción de la supremacía de una lengua, reconoce que la lengua puede ser una herramienta de opresión, así como un elemento importante del ejercicio de la autonomía y del avance de la justicia racial y social”, destaca el ABA.
¿Qué es entonces el lenguaje inclusivo? Martínez Cruz lo ve en la forma de tener espacios multilingües, “donde todas las personas puedan tener la oportunidad de participar, sin importar qué lenguaje hablen”. Y agrega que ahora “se ha usado mucho el lenguaje inclusivo en términos de género, respetar cómo las personas se denominan a ellas mismos. A veces es muy difícil para algunas personas hacerlo. Pero es el respeto de decir: no lo entiendo, pero lo respeto”.
La Sociedad Lingüística de América (LSA) define que “el lenguaje inclusivo reconoce la diversidad, transmite respeto a todas las personas, es sensible a las diferencias y promueve la igualdad de oportunidades”. Hasta aquí, la ONU y la RAE coinciden. El tema se complica cuando llegan nuevas maneras de expresar el género en español, usando el morfema “e” como término neutro, para evitar el binarismo gramatical (masculino/femenino) y visibilizar identidades no binarias. Por ejemplo, elle en lugar de él/ella, o les niñes en vez de los niños/las niñas.
Y aunque sea una tarea complicada el cambiar cada adjetivo del español de esta manera, Sierra lo considera “divertido, de pronto como playful o juguetón, como experimental hasta cierto punto. Porque los idiomas todo el tiempo están cambiando, están evolucionando, palabras nuevas se añaden al diccionario cada día. El lenguaje inclusivo es un área con mucho potencial, con mucha posibilidad de ayudarnos a cuestionar no solamente cómo se maneja el género en un idioma, sino a qué es lo que nos está forzando el idioma a ponerle atención y a qué no. Si comenzamos a cuestionar un poco. ¿Por qué se nos ha enseñado que nosotros es el plural masculino, es el estándar, o el neutro? ¿Qué tan neutro es eso? Y si cuestionamos eso, de pronto se abre una ventanita de ideas. Es importante generar esa flexibilidad.”
Así que el lenguaje inclusivo es también parte de la justicia del lenguaje. Guerra razona que “hay muchas diferentes capas dentro de cómo uno se comunica. De nuevo, una herramienta cambiante constantemente y la intención es ser lo más inclusive posible. Y eso tiene que ver con muchas cosas. Hay veces que no es útil complicar la situación con el proceso. El lenguaje se va creando orgánicamente entre nosotros, es algo que se trabaja y debe de haber una apertura para hacerlo porque no todo el mundo se identifica con el género masculino o femenino. La realidad es que el lenguaje debe adaptarse a eso”.
En 1990 el Congreso aprobó la Ley sobre estadounidenses con discapacidades (ADA, según sus siglas en inglés) en la que se establece que “los servicios públicos deben garantizar acceso equitativo a personas con discapacidades, incluyendo intérpretes de lengua de señas.” En 2000, una Orden Ejecutiva del presidente Clinton, mandó a las agencias federales o que reciban fondos federales a “mejorar el acceso a los servicios para personas con dominio limitado del inglés (LEP).” Esta OE está en revisión a julio de 2025.
Por su parte, en el Estado de Nueva York, se pasó una ley, en 2011, ampliada en 2021, sobre el Acceso a las lenguas en la que se ordena que “las agencias estatales que prestan servicios al público deben proporcionar traducción escrita y oral en los 12 idiomas más hablados por comunidades con dominio limitado del inglés (LEP) en el estado”. Uno de esos 12 idiomas más hablados es el español. La “traducción oral” es la interpretación.
Así que el armar espacios multilingües, donde no hay un idioma dominante, sino que cada persona se puede expresar en el idioma que se sienta más cómoda, está amparado por las leyes federales y estatales, y es además una fuente laboral de ingresos. Martínez Cruz refiere que “hay una gran demanda también. Siempre se buscan intérpretes”, pero enfatiza que “es importante no solamente hacer el trabajo, sino también educar a las personas que lo están haciendo decirles: tú tienes derechos, se te debería pagar por este trabajo, y deberías, si es posible, recibir entrenamiento”. Y para las organizaciones que buscan intérpretes, anima a que “tengan conciencia de que tienen que poner ese servicio dentro de sus presupuestos anuales”, es decir, apartar fondos para contratar servicios de traducción e interpretación.
Recursos
Oficina del Estado de Nueva York de Acceso a las lenguas
Directorio de colectivos de justicia del lenguaje
ATA, Asociación estadounidense de traductores e intérpretes
Testimonios y herramientas para practicantes
Préstamos de equipo de interpretación (para interpretación simultánea)
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