Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
Ser padres
Esa vacación familiar, tan especial …
Por Olga Maritza Salazar
July 2023 Al llegar el verano muchas familias salen de vacaciones a otros lugares, planeando pasar estos días lo mejor que puedan, poniendo un especial entusiasmo y mayor atención en escoger sitios donde hayan variados entretenimientos para niñes, en caso de que tengan algunos.
Son los peques los más felices de disfrutar este tiempo en familia. Con ellos compartimos sus actividades, curiosidad y hasta los motivos de desacuerdo con los hermanos, tratando de sobrellevar de la mejor manera los cambios de humor del clan familiar.
También nos organizarnos de la mejor forma, llevando todas las cosas que podríamos necesitar y así no descuidamos su salud, ni nos exponemos a alguna situación estresante.
Pero ¿qué sucede cuando los pequeños crecieron y dejaron el nido familiar para ir a la universidad, o se mudaron del hogar y después de algunos años desean participar de las vacaciones con el clan familiar, para revivir esos sentimientos de alegría, despreocupación y recuerdos de su niñez?
Como padres de jóvenes y niños debemos primero tener bien claro que este será un tiempo de relajación para todos. Por consiguiente, tenemos que ser más flexibles en muchas cosas y debemos dejarlo saber a los demás, para que disfruten sus periodos de ocio o de sueño.
También el planificar el viaje con antelación permitirá que grandes y chicos programen sus actividades, coordinando los horarios en que estará toda la familia junta.
También debemos ser claros con los gastos, qué pagan los padres, qué cosas deben ser pagadas por los hijos adultos.
El disponer de estos momentos de ocio nos brinda la oportunidad para observar mejor a nuestros hijos que no están en el hogar, empatizar con las cosas que les gustan en el presente, disfrutar el día a día, creando nuevas memorias juntos.
Es lógico que habrá momentos de fricciones, o que se produzcan alguna tirantez entre hermanos, o con alguno de nosotros, pero somos los padres los que debemos mantener todo bajo control y no salir a favor de ninguno de ellos.
Por eso debemos estar preparados y tener en cuenta algunos puntos para hacer de estos momentos, una experiencia divertida y reconfortante con hijos grandes y pequeños y evitar los motivos que pudieran provocar conflictos familiares
Consideremos que estamos viajando con personas adultas que también deben estar de acuerdo con las actividades planeadas, por lo que no debemos tomar decisiones unilaterales.
A veces creemos que en nuestro rol de madre debemos estar supervisando todo constantemente, y lo que esto origina es una atmósfera de fastidio por el lado de nuestros hijos, sobre todo en los mayores.
Tratemos de evitar en lo posible situaciones que nos originen ansiedad. Recuerden que todos están ahí para pasar buenos momentos, por eso no se deben recargar de actividades que generen agotamiento.
Tampoco debemos forzar los ratos familiares, dejemos que cada uno planee alguna actividad independiente del grupo, esto les servirá como su momento de esparcimiento para ellos.
Consideremos siempre el respeto que debe haber entre todos, que, si por alguna circunstancia cualquiera perdiera el control de sí mismo, debemos pedir disculpas, y tratar de no hacer sentir culpables a ninguno.
No traer al presente las experiencias negativas pasadas durante las vacaciones familiares. Evitemos conversar de cosas penosas y enfoquémonos en todas las nuevas experiencias que estamos compartiendo en familia, y que nos hacen felices.
COPYRIGHT 2023
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
También nos organizarnos de la mejor forma, llevando todas las cosas que podríamos necesitar y así no descuidamos su salud, ni nos exponemos a alguna situación estresante.
Pero ¿qué sucede cuando los pequeños crecieron y dejaron el nido familiar para ir a la universidad, o se mudaron del hogar y después de algunos años desean participar de las vacaciones con el clan familiar, para revivir esos sentimientos de alegría, despreocupación y recuerdos de su niñez?
Como padres de jóvenes y niños debemos primero tener bien claro que este será un tiempo de relajación para todos. Por consiguiente, tenemos que ser más flexibles en muchas cosas y debemos dejarlo saber a los demás, para que disfruten sus periodos de ocio o de sueño.
También el planificar el viaje con antelación permitirá que grandes y chicos programen sus actividades, coordinando los horarios en que estará toda la familia junta.
También debemos ser claros con los gastos, qué pagan los padres, qué cosas deben ser pagadas por los hijos adultos.
El disponer de estos momentos de ocio nos brinda la oportunidad para observar mejor a nuestros hijos que no están en el hogar, empatizar con las cosas que les gustan en el presente, disfrutar el día a día, creando nuevas memorias juntos.
Es lógico que habrá momentos de fricciones, o que se produzcan alguna tirantez entre hermanos, o con alguno de nosotros, pero somos los padres los que debemos mantener todo bajo control y no salir a favor de ninguno de ellos.
Por eso debemos estar preparados y tener en cuenta algunos puntos para hacer de estos momentos, una experiencia divertida y reconfortante con hijos grandes y pequeños y evitar los motivos que pudieran provocar conflictos familiares
Consideremos que estamos viajando con personas adultas que también deben estar de acuerdo con las actividades planeadas, por lo que no debemos tomar decisiones unilaterales.
A veces creemos que en nuestro rol de madre debemos estar supervisando todo constantemente, y lo que esto origina es una atmósfera de fastidio por el lado de nuestros hijos, sobre todo en los mayores.
Tratemos de evitar en lo posible situaciones que nos originen ansiedad. Recuerden que todos están ahí para pasar buenos momentos, por eso no se deben recargar de actividades que generen agotamiento.
Tampoco debemos forzar los ratos familiares, dejemos que cada uno planee alguna actividad independiente del grupo, esto les servirá como su momento de esparcimiento para ellos.
Consideremos siempre el respeto que debe haber entre todos, que, si por alguna circunstancia cualquiera perdiera el control de sí mismo, debemos pedir disculpas, y tratar de no hacer sentir culpables a ninguno.
No traer al presente las experiencias negativas pasadas durante las vacaciones familiares. Evitemos conversar de cosas penosas y enfoquémonos en todas las nuevas experiencias que estamos compartiendo en familia, y que nos hacen felices.
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