Cultura y noticias hispanas del Valle del Hudson
La esquina de las artes
Los signos y señales de Cristian Dalgaard
Por Elisa Pritzker
February 2022 En este nuevo viaje al sur, me encuentro con uno de mis mas queridos colegas, Cristian Dalgaard, y no puedo dejar de presentarlo a la audiencia de La Voz. No solo es talentoso, creativo, con una carrera profesionalmente destacada, pero tiene principalmente atributos que lo hacen un ser ejemplar como su humildad y su generosidad. Necesitamos muchos seres como Cristian para construir un mundo mejor.
Ha obtenido distinciones a nivel municipal, regional y nacional, entre ellos: Primer Premio Adquisición Pintura en el Salón Municipal de Artes Plásticas Mar del Plata, 2011, Primer Premio Adquisición Pintura Salón Solimeno, 2006, y fue seleccionado finalista para el Premio Internacional Ars Mirabilia Gallery Art, 2015 Italia.
Es autor del libro “Cristian Dalgaard, Gregarios y otras porfías” con 120 obras entre pinturas, dibujos y esculturas (2011/2020), ISBN 978-987-86-8851-0. Coautor del libro “Creer o reventar, desde la duda militante hacia los bordes de la Fe” (Cristian Dalgaard, Fernando Rodríguez, ensayo artístico sobre el concepto Fe), ISBN 978-987-1371-16-7, editado por EUDEM, Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata. En museos expuso en el Museo Sívori de Buenos Aires, el Museo de Arte Contemporáneo Juan Carlos Castagnino de Mar del Plata y Museo de Arte Moderno de Mendoza entre otros.
Para más referencias de su carrea, se puede visitar su página de web.
¿Cuándo y dónde comenzaste tu carrera en las artes?
He nacido, fui criado, resido y trabajo en mi querida ciudad de Mar del Plata. Los comienzos fueron como casi todos seguramente, tratando de dibujar torpemente y sin conocimiento, tratando de poner en imagen el mundo que no encontraba o con el que no estaba de acuerdo. Luego vinieron los estudios en la Escuela de Arte Martín Malharro de nuestra ciudad.
¿Influyen tus raíces argentinas en tu obra?
Es imposible desconocer el formateo que ejerce nuestro lugar, tanto de nacimiento como de residencia, primero en lo humano y por supuesto en la obra. Lo que cambia es el modo de asumirlo. En mi caso es con alegría, me considero muy argentino y en la extensión del término, muy americanista. Es por eso que siempre trazo en mi imaginación, una columna vertebral de artistas que comienza (por nombrar algunos) en Edward Hopper, Phillip Guston, más recientemente Mark Bradford. Luego Rufino Tamayo, Wifredo Lam, Torres García, Marcelo Bonevardi, Roberto Matta y la profunda epifanía provocada al ver por primera vez la obra de Xul Solar.
Dime acerca de la temática y materiales de tu obra.
Soy diseñador gráfico también y siempre me interesaron los medios que utiliza, establece, concuerda, la humanidad para comunicarse, como sustrato de contrato social, particularmente en medios visuales, con mínima participación de la palabra. Mi obra pictórica trabaja en ese sentido. Comenzó de una manera más geométrica y neutra hasta llegar en la actualidad a una intención de simbiosis entre signos y señales que quieren “humanizarse” y personajes humanoides intentando “significarse” en medio de situaciones de grupo. A toda esa serie he llamado “Gregarios”. En el caso de las esculturas policromadas mantengo el mismo criterio, pero toda esa relación sucede en uno o dos personajes/signo. Las pinturas en general son telas en bastidor tratadas con pintura acrílica o papeles tratadas acuarela y las esculturas están realizadas en MDF intervenido y policromado con pintura y tintes.
¿Cómo manejas actualmente tu carrera y exposiciones debido al aislamiento social por el coronavirus?
Para los que creemos en la oportunidad permanente, la pandemia, en toda su calamidad global, también ha sido un freno en el tiempo, una cámara lenta que me permitió ver algunas cosas con más claridad. Por supuesto que todos los proyectos que estaban en marcha se suspendieron o postergaron, pero no me preocupó demasiado y aún con las dificultades económicas que esto acarreó, tomé la decisión de "internarme” en el taller, trabajar y tratar de poner en obra esa visión que me daba la cámara lenta. También, por disponer de más tiempo, pude editar un libro con una selección de obras de la última década, libro que me ha dado muchas satisfacciones, particularmente por las personas y los lugares que lo han requerido. En cuanto a exposiciones, ya se están programando para 2022 y 2023 en museos y galerías.
¿Qué le dirías a un artista joven que recién empieza?
Es muy difícil dar consejo a jóvenes de hoy, pues los desafíos del mundo actual son distintos a los de mi juventud. Pero hay cosas que no cambian y eso es la pasión por lo que se hace, esto debe ser innegociable. También decir que el taller en donde sucede el trabajo debe ser el “Aleph” de todo artista, debe ser allí desde donde se construya como persona y como artista. Todo lo demás, el ansia por reconocimiento, fama o lo que sea, aún legítimos, deben ser tomados como paso secundario: salir al mundo con la convicción construida en el trabajo y el estudio. Los jóvenes salen a cambiar los límites y está muy bien, pero en mi opinión esos límites deben ser conocidos para poder ser rebasados. Por eso insisto siempre en estudiar la historia del arte, que es también la historia de la humanidad.
Tengo la certeza que la obra de Cristian va a llegar profundamente a lxs seguidores de esta columna. Por preguntas y/o comentarios pueden contactarme a través de mi sitio web. COPYRIGHT 2022
La Voz, Cultura y noticias hispanas del Valle de Hudson
Es autor del libro “Cristian Dalgaard, Gregarios y otras porfías” con 120 obras entre pinturas, dibujos y esculturas (2011/2020), ISBN 978-987-86-8851-0. Coautor del libro “Creer o reventar, desde la duda militante hacia los bordes de la Fe” (Cristian Dalgaard, Fernando Rodríguez, ensayo artístico sobre el concepto Fe), ISBN 978-987-1371-16-7, editado por EUDEM, Editorial de la Universidad Nacional de Mar del Plata. En museos expuso en el Museo Sívori de Buenos Aires, el Museo de Arte Contemporáneo Juan Carlos Castagnino de Mar del Plata y Museo de Arte Moderno de Mendoza entre otros.
Para más referencias de su carrea, se puede visitar su página de web.
¿Cuándo y dónde comenzaste tu carrera en las artes?
He nacido, fui criado, resido y trabajo en mi querida ciudad de Mar del Plata. Los comienzos fueron como casi todos seguramente, tratando de dibujar torpemente y sin conocimiento, tratando de poner en imagen el mundo que no encontraba o con el que no estaba de acuerdo. Luego vinieron los estudios en la Escuela de Arte Martín Malharro de nuestra ciudad.
¿Influyen tus raíces argentinas en tu obra?
Es imposible desconocer el formateo que ejerce nuestro lugar, tanto de nacimiento como de residencia, primero en lo humano y por supuesto en la obra. Lo que cambia es el modo de asumirlo. En mi caso es con alegría, me considero muy argentino y en la extensión del término, muy americanista. Es por eso que siempre trazo en mi imaginación, una columna vertebral de artistas que comienza (por nombrar algunos) en Edward Hopper, Phillip Guston, más recientemente Mark Bradford. Luego Rufino Tamayo, Wifredo Lam, Torres García, Marcelo Bonevardi, Roberto Matta y la profunda epifanía provocada al ver por primera vez la obra de Xul Solar.
Dime acerca de la temática y materiales de tu obra.
Soy diseñador gráfico también y siempre me interesaron los medios que utiliza, establece, concuerda, la humanidad para comunicarse, como sustrato de contrato social, particularmente en medios visuales, con mínima participación de la palabra. Mi obra pictórica trabaja en ese sentido. Comenzó de una manera más geométrica y neutra hasta llegar en la actualidad a una intención de simbiosis entre signos y señales que quieren “humanizarse” y personajes humanoides intentando “significarse” en medio de situaciones de grupo. A toda esa serie he llamado “Gregarios”. En el caso de las esculturas policromadas mantengo el mismo criterio, pero toda esa relación sucede en uno o dos personajes/signo. Las pinturas en general son telas en bastidor tratadas con pintura acrílica o papeles tratadas acuarela y las esculturas están realizadas en MDF intervenido y policromado con pintura y tintes.
¿Cómo manejas actualmente tu carrera y exposiciones debido al aislamiento social por el coronavirus?
Para los que creemos en la oportunidad permanente, la pandemia, en toda su calamidad global, también ha sido un freno en el tiempo, una cámara lenta que me permitió ver algunas cosas con más claridad. Por supuesto que todos los proyectos que estaban en marcha se suspendieron o postergaron, pero no me preocupó demasiado y aún con las dificultades económicas que esto acarreó, tomé la decisión de "internarme” en el taller, trabajar y tratar de poner en obra esa visión que me daba la cámara lenta. También, por disponer de más tiempo, pude editar un libro con una selección de obras de la última década, libro que me ha dado muchas satisfacciones, particularmente por las personas y los lugares que lo han requerido. En cuanto a exposiciones, ya se están programando para 2022 y 2023 en museos y galerías.
¿Qué le dirías a un artista joven que recién empieza?
Es muy difícil dar consejo a jóvenes de hoy, pues los desafíos del mundo actual son distintos a los de mi juventud. Pero hay cosas que no cambian y eso es la pasión por lo que se hace, esto debe ser innegociable. También decir que el taller en donde sucede el trabajo debe ser el “Aleph” de todo artista, debe ser allí desde donde se construya como persona y como artista. Todo lo demás, el ansia por reconocimiento, fama o lo que sea, aún legítimos, deben ser tomados como paso secundario: salir al mundo con la convicción construida en el trabajo y el estudio. Los jóvenes salen a cambiar los límites y está muy bien, pero en mi opinión esos límites deben ser conocidos para poder ser rebasados. Por eso insisto siempre en estudiar la historia del arte, que es también la historia de la humanidad.
Tengo la certeza que la obra de Cristian va a llegar profundamente a lxs seguidores de esta columna. Por preguntas y/o comentarios pueden contactarme a través de mi sitio web. COPYRIGHT 2022
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