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Editorial

Dar las gracias

Por Mariel Fiori
November 2013

Con 74 años, la viuda y madre de cuatro hijos, Sarah Joseph Hale seguía muy activa abogando por la educación de las mujeres y mandándoles cartas a los presidentes estadounidenses. Cuatro no la escucharon, hasta que llegó el quinto, Abraham Lincoln, quien leyó su carta del 28 de septiembre de 1863 y decidió hacerle caso.

Hale, editora de la publicación para mujeres más importante del país, urgía al presidente a hacer “nacional y fija la fecha de nuestra Acción de Gracias” explicando que “usted debe haber observado que, desde hace varios años, ha habido un interés creciente en nuestra tierra de tener la Acción de Gracias el mismo día, en todos los estados, ahora necesita reconocimiento nacional y que sea fijado por la autoridad, solamente, para que se transforme permanentemente en una institución y costumbre estadounidense”.

Antes de esto, cada estado programaba su propia festividad de Acción de Gracias en diferentes momentos, entre octubre y enero, principalmente en Nueva Inglaterra y otros estados del norte (era una festividad desconocida en los estados del sur). El presidente Lincoln respondió al pedido de la señora Hale inmediatamente y el 3 de octubre del mismo año hizo oficial, por medio de una proclamación, la festividad de Acción de Gracias, a celebrarse el último jueves del mes de noviembre. Después de 17 años de campaña, Hale ―quien además fue la autora de la famosa rima infantil “Mary Had a Little lamb” y ayudó a fundar la universidad Vassar,  que era exclusivamente para mujeres― tenía muchas gracias que dar.

Dar las gracias al final de una buena temporada de cosechas, o por haber llegado sanos y salvos a buen puerto, ha sido una tradición religiosa, y laica, que se viene celebrando hace por lo menos medio milenio en media docena de países. Por ejemplo, se dice que la primera acción de gracias de Estados Unidos fue la misa que celebraron los españoles recién llegados a lo que hoy es San Agustín, en Florida, en 1565.

Claro que la fecha “oficial” que da origen a nuestra fiesta del pavo nacional es el banquete de tres días que tuvieron los colonos ingleses en Plymouth, Massachusetts, en 1621, del que pocas noticias se tienen, pero que aparentemente tuvo la presencia de 90 indígenas y 53 peregrinos, quienes en realidad estaban celebrando el éxito de la primera cosecha en estas tierras lejanas. Lejanas por lo menos para los peregrinos, que llegaron de Holanda, vía Inglaterra, para poder tener su propia comunidad religiosa, separada de la iglesia anglicana que los venía persiguiendo.  Y claro, ellos también querían prosperar y evangelizar a otros a la vez que conservar su identidad inglesa, cultura e idioma (que en Holanda se les iba perdiendo).

Tres siglos después, en 1939, justo en plena era de la depresión, el mes de noviembre tuvo cinco jueves (en vez de los típicos cuatro), y entonces el Presidente Franklin Delano Roosevelt decidió, por orden presidencial, que el Día de Acción de Gracias sería el cuarto jueves del mes. ¿Por qué? Bueno, dijo que era para que la gente pudiera comenzar las compras navideñas en cuanto antes, y así revitalizar un poco la economía. Así que a partir de 1942, por ley del congreso, la Acción de Gracias se celebra el cuarto jueves del mes de noviembre de cada año. Y al día siguiente, el viernes, como muchos ya sabemos, es el famoso Viernes Negro, dedicado a las grandes ofertas y a los consumidores desaforados que se avalanchan en las tiendas desde las 4 o 5 de la mañana. Gracias a la tecnología, ahora también tenemos el Lunes Cibernético, que sería el lunes siguiente a la Acción de Gracias, para hacer compras navideñas desde la comodidad del Internet. ¿Habrá que dar gracias por tener el dinero para comprar todas esas cosas que después ya nadie quiere?

Muchas gracias damos todos, cuando nos acordamos, por todo lo positivo que pasa en nuestras vidas, y aprovechamos una fecha como la Acción de Gracias estadounidense para seguir agradeciendo, con abundante comida, y junto a familiares y amigos, que estamos bien acá.

Desde La Voz también agradecemos a nuestros lectores, colaboradores, benefactores y patrocinadores,  y alzamos nuestras copas en este noveno año de producción continuada de esta revista en español para el Valle del Hudson.

¿Y ustedes, qué es lo que agradecen? [email protected]

 

Mariel Fiori

Directora



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