Limpieza, orden, claridad, ¡verde! Verde como el dinero, y como la primavera. ¡Al fin! Ya dejamos la última nevada (¿la última?) atrás y vuelven los patos, los jardines reverdecen y nos damos cuenta que es hora de abrir las ventanas y limpiar, limpiar y limpiar. Son tres los limpiar no como recurso retórico, sino para indicar tres tipos de limpieza. Una es del polvo, claro, que se viene acumulando en los rincones de las estanterías, detrás de los sillones, en los marcos de las ventanas, ya sabe, donde menos miramos, ahí vive el alimento de la aspiradora. Así que como se dice, una limpieza de la casa arriba abajo (sí, en ese orden es mejor) es lo más indicado.
En cuanto a productos de limpieza, aprovecho para aconsejar evitar químicos nocivos y optar por productos más naturales, como bicarbonato, jabón de castilla, vinagre blanco, limón, y productos “made in casa”. Por ejemplo, para limpiar muebles de madera sellada, puede mezclar seis cucharaditas de aceite de oliva y tres tazas de vinagre blanco, echar en un spray y limpiar con un trapo húmedo y terminar con uno seco. Ojo, nunca mezcle lejía o blanqueador con vinagre, ni tampoco lejía con amoníaco, que pueden dañar a algunos materiales textiles, y a su propia salud con gases tóxicos.Puede encontrar más ideas acá:
http://www.lacolectivasf.org/sfe_spanish.pdf
Claro, afuera antes era todo blanco y apacible, y adentro una variedad absoluta de cosas y más cosas, algunas baratijas, otros objetos de valor sentimental, revoltijo de bártulos viejos y nuevos. Sumemos a estas pilas, las botas de nieve en la entrada, con sus correspondientes guantes, gorros, bufandas y chaquetas de toda la familia ¡un verdadero lío! Lo bueno es que parte de esto ya se puede guardar hasta el próximo invierno, por lo menos seis meses fuera de la vista.
Así que la segunda limpieza es la organización, el orden alrededor y adentro nuestro, la tercera y más importante. Porque como decía, hasta ahora afuera todo era blanco y apacible, y adentro un atiborrar de cosas y cosas. Ahora, con la primavera, afuera también hay un rebullicio de animales, rebrote de plantas y flores que crecen y crecen. Así que toca ordenar adentro, para mantener el equilibrio de la naturaleza y sobre todo el equilibrio mental.
Hay que deshacerse de lo que ya no se usa, regalarlo, donarlo, o reciclarlo. Empezando por el ropero ¿ya no le va? Entonces ¡chau! ¿lo tiene por dos años y lo usó sólo una vez? ¡Adiós pues! Hay que hacer espacio, mucho espacio, no sólo para dejar paso a lo nuevo, la ropa nueva, sino a las nuevas oportunidades que la vida nos trae. Sin miedo, dejar el pasado atrás y seguir adelante. Ordenar y limpiar es activar el botón de largada hacia un presente muy verde.
¿Qué le gustaría cumplir esta primavera?
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